jueves, 26 de marzo de 2009

Beijing 08

Qué díficil se me hace escribir esta sección, cuando se supone que debería ser la más fácil. Pero tengo tantas cosas que contar aquí, que es díficil organizar todo lo que quiero expresar. Bueno, lo intaremos.


Hacía las 6 y media de la mañana del 30 de Agosto llegamos a Pekín. Una vez hicimos la recogida de maletas nos montamos en el bus para dirigirnos a la villa olimpica. Por el camino vimos edificios bastantes altos. La gente en el autobus venga a hacer fotos. Y por fin llegamos a la villa olímpica. Edificios de 9 plantas donde estabamos úbicados casi toda la expedición española. Cada planta constaba de varios pisos, con apartamentos y habitaciones de 2.





Lógicamente las chicas de natación las pusieron todas juntas, menos a mi, (que raro...), que me toco en otra planta compartiendo habitación junto a Ana Reglero, y compartiendo piso con Loida (una deportista de peso, también extremeña como Ana).

Nada más instalarnos nos dijeron que había entrenamiento. Y para cuando Ana y yo nos organizamos, ya se habían ido. Así que me quedé en la habitación, me duché tranquilamente y me puse a deshacer la maleta.

Lo díficil fue combatir el sueño, porque debíamos aguantar despiertos hasta la noche, para ir acostumbrándonos al jet lag.

Al día siguiente ya comenzamos con la rutina. Teníamos cada día doble sesión, mañana y tarde. Y mi planificación era un día doble, y al día siguente una sola sesión. Más que nada porque hasta el último día (mala suerte, para una sola prueba que tenía) no competía, y así, no cargarme tanto.
Y el primer entrenamiento en el cubo, el gran cubo. El autobús se iba acercando. Madre mía!! lo que había visto durante un mes en la tele lo estaba viendo con mis propios ojos. El estadio, la piscina, los edificios en la calle con grandes pantallas para ver las paralímpiadas, que pasada de diseño.


Iban pasando los días y poco a poco te ibas ubicando en esa "pequeña gran ciudad". La villa era enorme. Constaba de edificios, como ya os he comentado anteriormente. y en cada uno de ellos nos alojabamos un país. También había un gran comedor que afortunadamente estaba justo delante de nuestra casa, y era algo que sobre todo yo agradecía para evitarme grandes trayectos. Aunque dentro de la villa había autobuses, los cuales te aceraban a distintos sitios. Dentro de la villa había: lavandería, peluquería, una zona de juegos y ordenadores, una tienda... en fin, para no aburrirte. Lo cual me vinó muy bien, porque yo hasta los últimos días no me tocaba competir, y así me distraía un poco.

Así pasaron los días hasta la Inaguración. Y llegó el gran día el día en que oficialmente se inaguraban los Juegos. Ese día, como todos los días, no quitaba para ir a entrenar. Así que por la mañana nos fuímos a entrenar bien temprano, para luego quedarnos libres para prepararnos bien y ponernos guapos para que a las 17:30 estuvieramos listos para hacernos la foto oficial.




Y después de la foto nos fuímos a coger los autobuses. Imaginaros que revuelo, todos los paises, pero los chinos como lo tenían muy bien organizado no nos costo nada.

Fuímos llegando poco a poco al estadio olímpico, y la verdad, aunque ya lo habíamos visto los días previos a la inaguración, era una sensación totalmente distinta. Bajamos de los buses, y mientras esperabamos la hora de entrar, nos dieron un pequeño picnic. Y poco a poco ya nos fuímos alineando para entrar en el famoso tunel. Y yo emocionada perdida. Recuerdo un comentario que le hize a Ana, algo así como "Estoy más emocionada que en las anteriores olimpiadas, porque sobre todo en Atlanta casi no era consciente donde estaba".

Hasta que llego el momento de entrar al estadio. Madre mía, que de gente!!! Y saludaba por aquí, saludaba por allá... Luego ya nos fuímos colocando cada uno en su sitio para poder ver el resto del espectáculo. Ah, no me acordaba, como no, le mande un mensaje a Julia, que ha estado en mis pensamiento todas las olimpiadas.

Al día siguiente ya empezaba la competición. A la mañana eliminatorias y por la tarde finales. Yo alguna eliminatoria me perdí, porque como ya os dije anteriormente algunas mañanas me quedaba en la villa para poder descansar. Pero eso si a la tarde no me perdía ninguna final. La verdad, mi planificación de entrenos hasta el día de mi competición fue muy buena, porque me permitió disfrutar un poquito de todo.

Mis compañeros ya empezaban a competir. Al principio lo llevé bastante bien, entre animar al equipo en las finales y entrenar se iban pasando los días. Pero luego la cosa fue un poco desesperante, sobre todo ver a la gente competir, incluso ya acabando y a mi no me llegaba el día. Recuerdo que Teresa me preguntó un día ¿Oye Sara y a tí cuando te toca?. Y yo también le pedí que me contara como era la camara de llamadas y todo eso, para ir un poco mentalizandome.

Y por fin llegó el día 13, 50 libres. No era mi prueba, ni mi clase, ya que competía con la S3 (una categoría mayor a la mía, o sea con menor discapacidad), con lo cual yo juagaba con desventaja, pero me vinó muy bien para romper el hielo. La verdad que no la nadé a tope, (¿o si?) porque sabía perfectamente que era muy díficil entrar en final, quedé 10ª en la eliminatoria e hize el tiempo de 1,17,28 , pero mi mejor marca pensonal en esa prueba.

Y dos dias después el día, mi gran día. Para mi un gran día. Era el día en el cual me había preparado los últimos 4 años, pero especialmente el último año. Encima era un día muy muy especial porque era MI CUMPLEAÑOS. Era perfecto, mejor imposible. Ese día me levanté bien temprano, porque nadaba la eliminatoria muy temprano. En cuanto me desperté, mi compi de habitación, Ana, me felicitó carisoñamente y me hizó un regalito, unos pendientes (unos de mis vicios). Al salir del apartamento tenía colgado un cartel que hicieron mis compañeros con una dedicatoria de cada uno de ellos. Gracias chios/as, os quiero.

Desayune tranquilamente, junto a Arturo, Ana y Miguel Angel, que también competía. Y luego nos fuímos hacía la piscina para calentar. Por cierto, mi querido Arturo no me felicitó, porque me dijo que lo haría cuando fuera el momento. Calenté tranquilamente y a tiempo para luego ponerme el famoso LZR sin prisas.

Y por fin la eliminatoria. Que nervios en la cámara de llamadas, estar cara a cara junto a mis rivales: la inglesa, la griega, .... y dos sorpresas, dos ucranianas. Por fin llegó el momento, poco a poco entramos a famoso cubo de agua. No era díficil entrar en final, pero no podía relajarme. 1,18,31, un poco lenta, la verdad, y no me encontré muy comoda nadando. Pero lo importante era entrar en final, y lo había conseguido. Luego me quedé un ratito viendo a los compis nadar, y hacía la villa a comer y a descansar un poco porque por la tarde tocaba echar el higado. Después de comer prontito, a la habitación a descansar otro rato y a preparar la mochila para la tarde.


Mmmmmm, vamos a ver, toalla, gorro, gafas, y el LZR, esta todo. Y por fin saque del armario el chandal blanco, el chandal oficial. Y adivinar, al salir de casa como siempre, baje la rampa de la entrada con el taca-taca, y me caí. Si señores, no me caigo en 20 días, y el día más importante de mi vida me caigo, bien Sara, bien. Así estrené el chandal blanco, jeje!! Enseguida salió gente de la casa, para ver si necesitaba algo, pero gracias a dios fue sólo un susto.

17:00, empezaba la última jornada en el cubo de agua. Yo ya preparadisima, en la camara de llamadas. Intentando controlar la respiración, controlar los nervios nos llaman para ya entrar a la piscina. El cubo de agua hasta los topes, como siempre. Calle 3, miró a mi alrededor y saludo a mi gente. Me tranquilizó mucho ver alguna cara que otra. Me santiguo unas cuantas veces (lo suelo a hacer casi siempre antes de competir) y dan el pitido para entrar al agua. Take your marks.

Era el momento de demostrar el trabajo de los últimos meses. Hasta creo que los últimos 20 metros iba 1ª, lo notaba yo. Pero veía muy cerca a mi rival de la calle de al lado. Intenté aguantar el tirón, pero señoras y señores no pudo ser. Toqué la pared, me incorporé, me quité las gafas y en el marcarador ponía 3ª, pero con un tiempo de 1.16.33 que era Record del Mundo dentro de mi categoría S2. Cuando lo ví, me llevé un poco chasco, para que nos vamos a engañar, pero coño, me hizé un tiempazo, y baje mi barrera del 1.17, así que me podía dar con un canto en los dientes. Salí del agua, y la primera felicitación fué de Ana, mientras oía como desde las gradas, tanto de mi equipo, como desde el público tarareaban mi nombre. Rápidamente, me fuí a vestir para la entrega de medallas.

Cuando mencionaron mi nombre y subí al podiúm se me paso por la cabeza el trabajo de los últimos meses, y toda la gente que había estado a mi lado apoyándome en todo momento. Y no voy a dar nombres, porque seguro que se me olvida alguno. pero la gente que me conoce y que lea este blog, sabra a los que me refiero.

Mientras me estaban dando la medalla, oía de fondo como me cantaban el cumpleaños feliz, lo cual me emocionó mucho. Después de recoger la medalla, una de las primeras felicitaciones a parte de Ana, fue la de mi querido y sabio Arturo. Y después de todo eso, y antes de subir a las gradas con mis compañeros, decidí ir al vestuario a darme una merecida ducha, y estar un ratito sola, que nunca viene mal. .




Esa noche, como última noche de toda competición, la gente ya estaba como loca para salir de fiesta. Yo la verdad, por un lado si me apectecia, pero como era todo deprisa, me quede en la villa con el resto de pc's, cenamos tranquilamente, eso sí, esa noche me puse a comida guarra que no veas, me lo había ganado. Y estuvimos de charleta hasta casi las 2 de la mañana. A parte me vinó bien descansar, porque al día siguiente iba a ser un día largo, ya que nos ibamos a la gran Muralla China.

Nos levantamos temprano esa mañana para desayunar pronto y estar preparados a las 9 de la mañana para coger el bus el cual nos llevaría a la muralla china. El viaje en autobús cerca de una hora, pero merecía la pena para ver esa maravilla. Y entre escuchar música y hablar un poco con los compis, no se hace tan largo. Llegamos, nos bajamos del bus y quedamos todos boquiabiertos a ver ese precioso paisaje. Miles y miles de kilómetros de muralla para subir. Lógicamente estaba un poco complicado, pero subí hasta donde pude.


Y esa misma noche nos invitaron a cenar los selecionadores a un restaurante de los más importantes de Pekín. El sitio es de o más elegante, la cena probamos cosas típicas de Pekín como el pato laqueado, y todo eso ambientádolo con espectaculos muy currados la verdad. Y al final de la cena nos agradeciendonos el buen trabajo que habiamos echo.




Los últimos días en la villa fueron un tanto peculiares. Como es lógico, la gente estaba un poco "a su aire" para aprovechar a hacer cosas. Las calles de la villa, parecían un mercadillo, todos los paises intentando cambiar equipación. En el comedor se notaba que cada vez había menos comida, y es que señores aquello se acababa. Otro de los días, hizimos una escapadita al mercado de la seda. Aunque fue un poco agobiente, porque los chinos te intentaban vender todo lo habido y por haber, mereció la pena. La verdad era un sueño echo realidad, ir de compras y todo tirado de precio, ssssssiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Y llegó el último día, el día que se acababa el sueño. Con las maletas ya echas y las habitaciones ya vacias, había que aprovechar para dar la última vuelta por la villa. Ya todos juntos en el lugar y la hora quedada nos empezamos a despedir. Eso es lo peor de cada Olimpiada. Después de 20 días juntos, llenos de risas, emociones, y algún otro llanto tocaba decir adiós. Y es díficil volver a la realidad, señores, es una sensación un tanto agridulce, porque dejas atrás personas y experiencias maravillosas, y a la vez con muchas ganas de volver a tu casa, con tu gente para poder compartir todo lo que has vivido junto a ellos.
Y aquí escribo mis últimas líneas de esta gran aventura. No se si tendré la oportunidad de vivir otra Paralimpiada, pero me quedo sastifecha con mi larga trayectoría deportiva. Gracías Pekín.

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